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Que la moda sea sostenible está en tus manos

Publicado el 30 septiembre, 2016

En Waixo somos mucho más que telas, por eso hoy vamos a hablar de ¡Moda y sostenibilidad! La industria textil fabrica 150.000 millones de prendas al año y emite el 10% del CO2 mundial. Sabiendo esto ¿Aún crees que se puede diseñar moda sin abandonar tu conciencia sostenible?

Cuando hablamos de sostenibilidad, lo hacemos con respecto a tres términos: la sostenibilidad económica, la sostenibilidad social y la sostenibilidad ambiental. En Waixo estamos muy concienciados con la sostenibilidad en sus tres vertientes -lo que nos llevó a obtener la mención especial del jurado en la Sustainable Week 2016-, aunque en este post hablaremos de la sostenibilidad desde el punto de vista medio ambiental y cómo esto nos afecta y al mundo de la moda en general.

El medio ambiente se ve afectado siempre, en mayor o menor medida, por cualquier tipo de actividad industrial que realicemos. El mundo de la moda, donde aparentemente todo es lujo y riqueza, le debe también su existencia a la industria textil, encargada tanto de fabricar tejidos y fornituras como de la confección de las prendas. Todos estos procesos tienen un impacto ambiental -evidentemente también social y económico, como ya trataremos en próximas entradas- que podemos reducir entre todos si sabemos qué factores debemos de tener en cuenta a la hora de escoger los tejidos que utilizamos.

Como ya sabemos, la materia prima que empleamos para nuestros diseños (algodón, seda, poliéster, etc.) es uno de los factores clave a la hora de decantarnos por unos o por otros partiendo de nuestra conciencia ambiental. Aunque no es lo único importante. Los procesos de cultivo, de tratamiento o de síntesis de estos materiales son los que realmente nos van a indicar cómo de peligroso resulta el material para el medio ambiente.

 

 

Los grandes cultivos de algodón producen una sobreexplotación de las tierras que las pueden dejan estériles, además de consumir una gran cantidad de agua y de otros recursos naturales. Por no hablar de la cantidad de pesticidas y de fuertes fertilizantes químicos que se necesitan. Por ello, es mejor emplear y fomentar el uso del aldogón orgánico, que se planta en pequeños cultivos sin necesidad de emplear fertilizantes ni pesticidas. Además, el uso del fertilizante se puede evitar gracias a técnicas de compostaje que también sirven para reutilizar aquellos residuos a los que no sabemos darles salida, como las peladuras de las frutas o a la carne que tiramos de la semana pasada.

El proceso de síntesis del poliéster, por su parte, conlleva emplear una menor cantidad de agua que las plantaciones de algodón (recomendamos la lectura del manifiesto a favor del uso del poliéster de Adolfo Dominguez: http://www.adolfodominguez.com/gf- y emite menos CO2 durante su vida útil. Sin embargo, durante su proceso de síntesis, se emplean elementos derivados del petróleo, lo que por un lado, obliga a emplear un material no renovable y agotable, y por otro, ocasiona una fuerte emisión de gases de efecto invernadero. La solución a esto es sencilla: emplear poliéster reciclado. Este se obtiene de botellas de plástico (un punto extra por darle salida a las nocivas botellas) gastando un 90% menos de agua que el proceso de síntesis del poliéster químico. Además, reduce considerablemente las emisiones de CO2 y consume poca energía.

 

 

Otros tejidos llamados de "nueva generación" se postulan también como geniales alternativas al algodón y al poliéster. Entre ellos destacamos el hilo de seda reciclada, la lana de roca (extraída de roca volcánica) o el cuerno vegano (mezcla de caucho y algodón). Sin olvidarnos tampoco de todos aquellos materiales renovables derivados de la celulosa: esa, en ocasiones olvidada, materia prima que nos regala la naturaleza y que consigue que el ciclo de CO2 sea nulo, gracias a que el CO2 que se emite al procesarla es el mismo que absorben las plantas al realizar el proceso de síntesis. ¿Se te ocurre algo más respetuoso con el medio ambiente? Entre estos materiales podemos encontrarnos con la viscosa o el rayón, que a menudo verás en tus etiquetas, o las fibras de cáñamo o bambú.

 

 

Pero como todo en esta vida, lo mejor al final es hacer una combinación de todos estos tejidos que proponemos para no explotar en exceso ninguno de ellos y encontrar el equilibrio justo entre lo que la naturaleza nos da y lo que el ser humano es capaz de sintetizar gracias a los avances químicos (no, no todo en la química es malo). Por eso, entre nuestros tejidos podrás encontrar diferentes naturalezas y composiciones para que tú decidas de que manera quieres contribuir a cuidar del medio ambiente.